Por Juan Lamarche
Los niños residen en un territorio y un cielo de juegos, todo es juego y ello permite activar la imaginación prácticamente sin límites, también el ingenio, la creación, la camaradería, ciertas habilidades para obtener ventajas y una actitud mimética o de simulaciones actorales que brotan espontáneamente. Esto, en general, se pierde en la vida adulta. Ocurre que la sociedad exige responsabilidades ligadas a roles estatuidos, rendimos exámenes a diario a través de disciplinas y controles severos, dimensiones que tan bien estudiara Michel Foucault en ensayos admirables. Esta obediencia racional y afectiva excluye el juego, salvo en la actividades deportivas, a veces como espectadores o en esparcimientos de fin de semana, actualmente es moda el gimnasio que nada aporta de juego.
El arte a través de los artistas se ubica en los terrenos del juego o en sus fronteras y escalas. Un ejemplo entre otros, es el ejercicio literario lúdico de Julio Cortázar, cuya novela más difundida tiene un título bien expresivo: Rayuela. El artista juega con formas, colores, materiales, palabras, con su propio cuerpo, con el universo enigmático e inaprensible de la música, compone ritmos y armonías. El artista es un ejemplo en este sentido pero cualquiera puede lograr jugar en diferentes zonas de la vida cotidiana.
Atención, el juego no es un todo vale, incluye reglas, todo deporte está reglamentado, en el arte hay una historia que regla, los grandes transgresores como John Cage en la música y Andy Warhol en la plástica y el cine conocían a la perfección las reglas y por eso podían transgredirlas, y si no hay reglas se las inventa y se las juega. En el ámbito de las religiones y lo sagrado también hay reglas, lo rituales son reglas escritas o practicadas que se repiten, pero cada repetición aporta una novedad propia del contexto o la situación y hay zonas o espacios sagrados para efectuarlas.
Renovemos el juego, nuestra cultura está demasiado masificada y mediatizada por una industria publicitaria, las famosas mass media, medios de comunicación que intentan uniformar y normativizar de manera desabrida y anti vital. El juego conjuga aspectos distintos, a la manera de los niños, imaginación, afectos, creación, ensoñación, imprevisto, azar, novedad, apertura, acción, renovación, solidaridad, invención, exploración, demarcación, pluralidad, investigación, implicación. Bella frase la de Fito Paez. “¡Ah! Tu corazón, desnudo mar abierto, no sopla el viento, todo resultó un juego, que quita el miedo.”